“Cuando yo me subo a un cuadrilátero, peleo para servir de ejemplo a las mujeres que no se atreven a levantar la voz.

Del cuento Flor “guantes de roca”.

En la cotidianidad del día a día de las protagonistas de los diez cuentos que conforman este libro hay desafíos por enfrentar. Desafíos retadores, necesarios, liberadores… aquellos que pudieran tener en común una boxeadora rarámuri y una niña que quiere tocar la tuba; una chica que vuelve a casa con la ilusión de abrazar a su madre muerta y otra que con una cámara busca lo que no sabemos ver; una chica que se concibe como un manchón en el binomio fea-bonita y otra que se molesta con esos síes que la sociedad les ha “permitido” siempre a las mujeres.

Todas con el deseo de encontrar “otro modo de ser mujer que no se base en la discriminación, en la exclusión, en la violencia, en el abuso.”
1988 y La fe: las semillas de lo monstruoso